23 de octubre de 2008

Me pregunto si estos archivos que estan alojados nosedonde estarán disponibles para consultar desde la web dentro de unos años. Quizá continúe escribiendo de vez en cuando y así no pierda el vínculo de mi propio blog, o puede que me desligue un dia y acabe ignorando como acceder a todo esto.
Le doy vueltas más que nada porque tal vez te hará gracia leer mis cosas, o tal vez burlarte con tus amigotes de las tontadas que escribía tu madre...

Yo de mis padres tengo poca cosa guardada. Alguna foto, pero nada que hayan escrito, y mucho menos manuscrito. De mi madre, eso si, tengo cosas que ha cosido. Cada cual va dejando su obra a su manera, supongo.

He traspapelado un álbum que era de mi abuela, con cromos de animales que venían en las tabletas de chocolate. Era tendera cuando las tabletas de chocolate se vendían por onzas, y casi siempre se quedaba el cromo. Era un album precioso con las tapas de cartón piedra y los cromos en relieve. Una pena.
Pero tengo su reloj de pared. Solo funciona si se le mueven expresamente las manillas, aunque al llegar a los cuartos y a las horas suena exactamente igual que siempre. Estoy segura de que con ese sonido mi abuela me habla y observa mi vida cada vez mas dispar de la suya desde la esfera blanca.

Tendré que explicarte nuestras cosas como si fuesen Las Mil y Una Noches, sin documentos gráficos, sin recuerdos palpables, al estilo sesgado de mi memoria lunática.

Y ojalá tú también recibas el don de la imaginación.

16 de octubre de 2008

monotema

El Greco

Napoleón

Yo

O la solemnidad de mirar de frente y con la mano puesta encima de la panza.

Y ya veremos como convenzo después a J de que fuera del fútbol y de la tripa de la madre, pegar patadas no está bien.

Que siga... que siga... que siga...

12 de octubre de 2008

malos tiempos para mi pluma

Me encanta tener pinta de chicote. Soy una especie de "bear" a lo bollo. Ancha de huesos y divinamente oronda. Adoro la pluma, las plumas, las bollos con pinta de bollo.

Pero ah, desgraciada de mí: yo que siempre he podido vestirme razonablemente a mi gusto a pesar de mis anchuras, ya que total, unos vaqueros y una camiseta se encuentran en cualquier tienda en modelos de chico, ahora estoy pasándolas canutas para encontrar qué ponerme.

Creedme que no es lo mismo ser gorda que estar preñada. Y ya es la hostia ser una gorda que está preñada.

Los vaqueros normales aprietan en la panza, por muy grandes que sean, y las camisetas son cortas, no acaban de cubrir el iglú que me está saliendo aquí enmedio: me veo abocada a buscar ropa en las secciones de premamá, porque las secciones de prepapá sorprendentemente no existen.

Horror. La ropa de premamá es ropa de mujer, mas bien demasiado femenina para mi gusto, con canesús, farolillos, volantitos, ositos, colorcitos pastel, y lo que es aún más desesperante: es pequeña, ya que de tod@s es sabido que las mujeres nunca pasan de la talla 46 -en el peor de los casos-.

De modo que llevo un par de fines de semana mendigando por esas tiendas algo que no me quede mal, que me entre, que no me apriete, y que no me haga parecer un carro de caballos estilo imperio.

Pero... oh, fabricantes de ropa, diseñadores de moda, estilistas, no me vais a joder del todo: sigo pudiendo hacerme la cresta.

7 de octubre de 2008

la experiencia más friki jamás vivida

Mi cuerpo se esta reorganizando por dentro. Mis bultos cambian de ubicación y de consistencia. A veces incluso me parece sentir como cuando los del piso de arriba recolocan todos los muebles del comedor, pero dentro de mí.

Noto perfectamente como el inquilino se aloja a la izquierda, a la derecha o abajo de mi vientre obligado por la gravedad, por mis posturas de dormir o de estar sentada. Se mueve, y ya no se me olvida nunca que no viajo sola.

No se si es por desagrado o por placer, se mueve cuando hay música, o cuando nota una mano quieta sobre la bóveda de su casa. Creo que se come mi comida. No gano peso y estoy cansada, a pesar de zampar cosas energéticas y suculentas.

Pero sobre todo, mi buen humor mueve montañas. Seguro que es su buen humor el que me mueve a mi y me hace mover montañas.

Me pilota un enano. Es la sensación física más friki jamás vivida.