Sigue siendo primavera...
(El día que mi padre se fué hacía diecisiete años exactos que dejé mi pueblo. La mitad de mi vida. Me marché de su lado para poder ser yo, porque éramos tan iguales que no cabíamos en la misma casa, y la casa era suya. Lo fuí conociendo después. Me enseñaba pequeñas muestras de sí mismo algunas veces, pero sobre todo los últimos años, cuando se puso malo y dejó de lado la armadura de orgulloso hidalgo manchego.
Lo mismo que le reventaba de mí le hacía sentirse orgulloso. Yo hice siempre lo que él solo soñó. Y me da rabia que solo lo soñase. Solo es eso, que me da rabia. Pero ya se me pasa... ya se me pasa...
Lo que más me cuesta es pensar que ahora estoy arriba de la pirámide, que siento en conciencia que debería olvidarme de una vez del complejo de Peter Pan y dejarme ir, aceptar que ahora soy una persona mayor y que mi ataque de adolescencia debería empezar a remitir.
Y me desasosiega pensar que conmigo se acabará el caracter de mi padre y de mi abuela, que cuando desaparezca yo, ellos lo harán definitivamente porque he decidido vivir una vida que pone complicado el hecho de multiplicarse.)
... por más frío que haga y aunque no hayamos rebasado aún el veintitantos de marzo.
13 de marzo de 2007
Haciendo números
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Gracias por explicar y compartir, tan bien, tu corazón y tu cabeza.
Un abrazo.
Y si, aquí está la primavera.
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