La domadora de sueños está dentro de la jaula, sentada en el pequeño taburete, con los codos en las rodillas y la cara entre las manos. Sus fieras asustadas aguardan al otro extremo, pactan una tregua unilateral, estan consternadas, observan los efectos trágicos de la revuelta, se arrepienten de haber intentado escapar.
Se lamenta en silencio de no saber ningún otro oficio, de no soportar el exterior de la jaula, de tener la vista tan larga y las piernas tan quietas. La domadora de sueños se acaricia la sien y a la bestia muerta repitiéndose que es lo mejor para todos, que a la vida hay que mantenerla a raya.
Cada vez que algún sueño se le va de las manos perpetra un suicidio parcial.
19 de enero de 2011
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1 formas de verlo:
vuelvo por el planeta blogger y echo otro vistazo a tu caleidoscopio. Y me vuelvo a preguntar si tu poesía me gustaría igual de mucho en caso de no conocerte, de no poder identificar la referencia de las descripciones definidas que utilizas. En cualquier caso, qué placer leerte
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