El día que no se hizo de día se pararon las hojas de los árboles y los minutos. Ese día no despertaron los pájaros y se rompió el tiempo.
Al día siguiente algunos pudieron estrenar un nuevo tiempo, pero otros tuvimos que empezar a empujar a los minutos, a soplar a las hojas de los árboles y a intentar despertar a los pájaros.
19 de septiembre de 2012
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