Cuando pueda volveré a aquel lugar. Era un bosque de pinos que crecían sobre arena y roca. Al sur, mirando al sur y con el mar bastantes metros más abajo.
Estoy segura de recordar como regresar. Regresar es fácil -tengo memoria fotográfica para los lugares y para los mapas- pero en realidad creo nunca podré volver porque aquel rincón no es un lugar, sino un momento.
No me dolió que le hicieses aquello al tronco porque al fin y al cabo ya estaba muerto, pero si hubiese sabido que estabas grabando nuestro epitafio, no lo habría permitido.
Y así fué como aprendí -entre otras cosas- el porqué de mi humano afán de dejar las letras escritas sobre soportes indelebles: para intentar que su significado permanezca.
4 formas de verlo:
"Aquel lugar no es un rincón, es un momento". Grandísima revelación, cada vez que intentamos regresar y caemos en la cuenta de que el "allí" no era físico, ni era dónde. Era cuando.
Ciertamente los momentos no tienen caminos marcados, aparecen como una piedra en el camino...
Yo también siento a veces esa necesidad de dejar las cosas escritas en alguna superficie donde sé que nunca se van a borrar...Hay cosas que queremos que permanezcan para siempre, supongo.
Besos.
Que bonito!! los momentos también llenan rincones, por eso nuestra memoria guarda recuerdos...
besitos besazos
Publicar un comentario