En estos tiempos los correos son cosas que vienen troceadas a través de los cables o el aire, y que se recomponen al llegar a nuestros ordenadores. Decimos "te escribo y te mando esa foto", nos ponemos a teclear y añadimos una imagen. En cinco minutos está en su destino, que no es un lugar, sino un objeto tangible lleno de cosas intangibles. Eso es un correo ordinario moderno.
Pero hoy he recibido un correo distinto.
Hacía casi dos semanas que saltaba de saca en saca, íntegro, subido en trenes, en camiones, en vespa, en la cartera de un repartidor. Quien sabe cuantos tumbos ha dado hasta llegar a mis manos, pero al final lo puedo tocar y está lleno de regalos para los cinco sentidos.
Cosas nacidas de tus manos, tu desayuno, los olores de tu cuerpo y tu casa, lo que te gusta escuchar, tu caligrafía...
Tacto, gusto, olfato, oído y vista, todo en una cajita pequeña.
Correo extraordinario, extraordinario...
25 de mayo de 2007
Correos
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