Duermes.
En la habitación de al lado o a saber donde.
Duermes y yo me dejo llevar por el café tomado demasiado tarde y la Big Band de los Grillos. Igual ya conozco tu nombre y tu piel, o tal vez ni siquiera nos imaginamos aún.
El amor como un hecho magnífico y puntual, como los cometas, como los gorilas albinos, como los políticos honrados, como la existencia del talento. El amor que va y que viene, que se deshace y se desploma de repente con gran estruendo, como las nubes, o se consume lenta y suavemente, como las nubes. El amor constante y dulce de cielos azules, de mares azules, de recuerdos azules.
Quizá estarás a mi lado cuando se me acabe el tiempo. Sería genial, seas quien seas, estés durmiendo en la habitación de al lado o en el otro confín del mundo.
Por suerte ni tú ni yo lo sabemos: eso le robaría demasiada emoción.
2 de julio de 2007
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He estado un poco out esta semana. Paso por aquí para volver a leerte, saludarte y volver a quedarme sorprendida. Un beso.
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