12 de febrero de 2009

¿te acuerdas del día en que murió Carles Sabater?
Poco después también Enrique Urquijo se marchó por la puerta trasera.
Fué el año en que nací por enésima vez: me pasa siempre que alguna parte de mí desaparece. Así me mantengo viva, aunque mas pequeña quizá, a cada pérdida.

te preparo aire y ropa limpia

11 de febrero de 2009

creo que ya no me caben mas hormonas

Estaba pensando en mi padre. Como ya no lo recuerdo, lo imagino; igual que a tí, que duermes escondido en mí y no te conozco. He acabado llorando como una imbécil releyendo esto:

Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.

A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.

De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.

Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.

Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.

Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.



Poema nº14 - Pablo Neruda

5 de febrero de 2009

las tantas otra vez...

La naturaleza es sabia.

Algo me genera insomnio, supongo que para acostumbrarme a lo que vendrá dentro de poco. Repeticiones de programas en la tele. Leche caliente con galletas. Internet. Viajes al baño y a la nevera. Me rallo. Además el perro ha decidido dormir por ahí esta noche. Me vuelvo a rallar. Repiten las repeticiones de programas en la tele. Tengo frío. Me vuelvo a no dormir a la cama. Allí hace menos frío.

Me cago largamente en la sabiduría de la naturaleza.