20 de junio de 2009

Escondo huesos por ahí, como buen perro, y los anhelo y los deseo por los siglos de los siglos. Así se convierten en los mas exquisitos manjares, porque apenas si los probé a fin de poder conservarlos.

A veces desentierro huesos, como buen perro, y les busco aquel aroma e imagino que lo encuentro. Así disfruto y me dejo arrullar por el balanceo de lo que quizá fueron, sin saber exactamente si lo que recuerdo es cierto o procede de la resaca del tiempo.

Casi siempre los vuelvo a enterrar, como el mejor perro gourmet de nostalgias. Y nunca olvido en qué lugar se encuentran, para que no me falte un buen hueso que roer cuando necesite saborear una y otra vez mis recuerdos.

Y así por los siglos de los siglos.

Amén.

(esta vez ha sido el sol naranja que se cae dentro del océano, al suroeste)