28 de febrero de 2007

Va por él

Tú me abandonarás en primavera,
cuando sangre la dicha en los granados
y el secadero, de ojos asombrados,
presienta la cosecha venidera.

Creerá el olivo de la carretera
ya en su rama los frutos verdeados.
Verterá por maizales y sembrados
el milagro su alegre revolera.

Tú me abandonarás. Y tan labriega
clareará la tarde en el ejido,
que pensaré: Es el día lo que llega.

Tú me abandonarás sin hacer ruido,
mientras mi corazón salpica y juega
sin darse cuenta de que ya te has ido.


Antonio Gala


(todo va bien... mi amor no me deja, no temo por los abrazos, no me he vuelto a deprimir... es solo que todo indica que también el cuerpo de mi padre se está extinguiendo y no puedo dejar de pensar en este poema. A él le gustan estos que hablan del campo. Va por él)

26 de febrero de 2007

Reportando desde la ventana


De lo mejor que tiene mi trabajo es que en el despacho mi mesa está asomada a un enorme ventanal que da a una calle importante. Sé cuales son las calles importantes de Barcelona porque tienen árboles (las hay mas anchas y transitadas que esta, pero esta es más importante por los árboles).
Mientras escucho como respiran los servidores a mi espalda, imagino que el rumor de ventiladores es el sonido del viento que mueve los ebónimos. Estos árboles abanican mi aburrimiento y son el supermercado de los loritos verdes.
Estos loritos, que en realidad son cotorras argentinas -y parece ser que proceden de la irresponsabilidad de la gente que suelta mascotas exóticas- se pasean por las ramas adoptando posturas imposibles, cortan con el pico los racimos de bayas azules, se las introducen en la boca y después tiran la cáscara al suelo o a la cabeza de las señoras pijas que pululan por estas aceras. Por lo visto son una plaga, pero a mí me parecen monísimas y me encanta que hagan la puñeta a la burguesía ociosa que va de compras. También me gusta cuando las señoronas pisan cagadas de perro por llevar la cabeza tan alta, pero esto forma parte de otro episodio.
Y entre tantas cavilaciones estúpidas me pregunto en qué estareis pensando ahora quienes me leeis desde China, desde Moscú, desde El Cairo y desde tantos lugares de ultramar... Me pregunto si os imaginais cuanto me sorprende, o lo importante que me hace sentir saber que esta ventana que se abre aquí, asomada a una esquina de la zona alta de Barcelona, llega hasta vuestras remotas vidas, como un lorito verde venido de muy lejos.

22 de febrero de 2007

Yo vuelvo a ser Yo

Me sigo notando en la boca el regusto a nostalgia. Creo que la culpa es de este inverno travestido de primavera que me confunde. Mi condición de animal superior me permite resistirlo físicamente –no como las procesionarias de los pinos que se pensaban en abril y han muerto todas de frío o ahogadas– pero la verdad es que anímicamente está siendo todo un reto.
Por la mañana el sol me despierta y me hace pensar que pierdo el tiempo yendo a trabajar, que pierdo la ocasión de darme un paseo entre los olivos y oler la hierba, porque hay pocas cosas más importantes que el olor de la hierba.
A pesar de todo hago acopio de docilidad y acabo obedeciendo a la parte más borrega de mi voluntad, consolándome al pensar que desde la ventana del despacho se ven palomas y cacatúas paseándose por las copas de los árboles. Mientras me despisto mirando los edificios de enfrente me vienen a la memoria todos los febreros, los marzos y los abriles que recuerdo como caravanas de nómadas llegados de países lejanos y desconocidos.
Aunque el maldito espejo se empeñe en llevarme la contraria, se que detrás de mis ojos se agolpan sueños cada vez mas luminosos y complejos, se atropellan historias futuras o simplemente inventadas, esperan a abrirse mil millones de besos bailarines como amapolas…
Ahora que Yo vuelvo a ser Yo me añoro mas que nunca.

20 de febrero de 2007

Supón que alguna noche,
alguna tarde, en algún momento,
mi aliento decide volar hasta ti.
No hay manera de evitar que mi aliento
se cuele bajo las rendijas de las puertas
o simplemente
se quede escondido en tu casa
cuando yo me vaya.
Supón que te espera
o te busca.
Supón que comienzas a sentir
como respiro a tres milímetros de ti,
como te sobrevuelo,
como me filtro entre tu piel y tu ropa,
como me convierto en un pequeño susurro caliente
y te recorro, y te reconozco...
Aunque yo durmiese
o estuviese despierta,
aunque estuviese muy lejos
mi aliento trazaría espirales sobre tus pechos,
se dormiría sobre tu vientre,
se escondería entre tu pelo y tus oídos...
Y es que no hay manera de sujetar mi aliento.
Es el calor que me brota al respirar.
El sonido de la vida que me hincha...

18 de febrero de 2007

Agua

La vida me moja los pies, resbala por mi cara, se derrama por todas partes y limpia el mundo.
A tu lado no llueve.

15 de febrero de 2007

no son horas

... de trastear con la plantilla del blog, de recorrer media provincia de vuelta a casa, a las tantas y con el número de historias que contar creciendo exponencialmente según voy contando historias.
A pesar de evitar el vino y el café, cuando pasan ciertas horas acabo perdiéndome, perdiendo el sueño, perdiendo el encabezado, y ganando buenas charlas.

(lo repararé en cuanto sepa)

12 de febrero de 2007

llegar tarde

Me guardo el puñado de latidos y olores que llevo en las manos dentro del bolsillo de la chaqueta porque las necesito para reemprender la rutina. Bostezo con pasión. Disimulo los latidos que se mueven dentro del bolsillo abrazando la mochila. Me daría tanta vergüenza que el resto de viajeros se diese cuenta de lo que estoy pensando...
Solo me faltaba que el viejo violinista del tren tocase El Bolero de Ravel con ese acento de los cárpatos para embobarme, pasarme la estación y llegar aún más tarde al trabajo.

11 de febrero de 2007

ese olor...

Reconozco los buenos momentos porque justo después de sentirme completamente feliz, me embarga la nostalgia de lo que ha sucedido hace una décima de segundo, porque ya siento que será irrepetible y que aunque haya instantes mejores siempre serán diferentes, nunca más será ahora.
Y así lo sentí aquella tarde de abril tan al sur, cuando el sol se bañaba y yo empezaba a ser libre de nuevo, o la mañana que hablaba con Y. mientras sonaba Cesaria Evora mirando el patio de manzana, o la noche que te declaré mi amistad eterna desnudas dentro de la piscina mientras mi corazón te suplicaba que nos fugásemos.
Quizá los reconozco porque mis ataques de nostalgia dulce casi siempre huelen a primavera, como hoy.

7 de febrero de 2007

Crecen

Los días crecen de nuevo y las noches se acortan. Gracias a la astronomía se que los males son cíclicos y desaparecen por la misma razón por la que aparecieron -que acostumbra a ser ninguna, porque los males nunca tienen razón-.
Me deshago del disfraz de vampiro, me esponjo y me aligero convirtiéndome en espuma de capuccino soplada por un aire cada vez más tíbio, pero no estoy tranquila en el fondo porque sospecho que este año las noches serán demasiado pequeñas como para soñar contigo cuando no estés o para comerte si es que te dejas caer por mi cama.
Es igual... voy a poner tu nombre a todas las flores y te soplaré cuando duermas la siesta.

1 de febrero de 2007

Animal

(este post se lee mejor escuchando esto)


Protestas porque te hago girar boca abajo pero sé por tu sonrisa que te mueres de ganas, como yo me muero por sobrevolar el valle de tu espalda con las manos y los pechos.
Gruñes flojito cuando dejo caer el pubis sobre tu culo y te muerdo el cuello. Y empiezas a bailar como una serpiente agonizante que ha encontrado una piedra caliente en la que salvarse.
Me pego a tí y me transformo en tu abrigo, y te susurro al oído mis letanías húmedas, y también me follo tu corazón, y nos salvamos.

Te lamo como si te acabase de parir, para que cuando abras los ojos me reconozcas otra vez.