18 de noviembre de 2009

coming back again

Son las siete de la mañana. Ya hace un rato que ducho, pienso, desayuno, maquino, deseo...
No he podido evitarlo, tenía que escribir algo. Lo que fuera.
Alguna tontería, no se, estas frases inconexas que gritan lo que ocultan, una descripción de los olivos negros recortados en el cielo de plomo, una muestra del olor a vida de la habitación del niño, una foto de madrugar un miércoles... Algo...

Qué alivio. Pensé que me había quedado seca definitivamente.

16 de noviembre de 2009

Este otoño no acaba de llegar el frío y me gustan los atascos por la mañana. El mundo al revés.
El pequeño se está convirtiendo en una persona y yo en varias. Soy una suerte de reflejo de mi misma en un espejo roto, o una suerte de mí misma hecha trocitos dentro de un caleidoscopio.

8 de noviembre de 2009

Ando descubriendo cosas por ahí.
Mira que tengo cosas que contar, y no las cuento.
Ahora estoy mas pensante que escribiente.
Pero estoy.
Ya se que en este medio no sirve ser pensante
Que no existen los blogs telepaticos.
¿o si?

20 de junio de 2009

Escondo huesos por ahí, como buen perro, y los anhelo y los deseo por los siglos de los siglos. Así se convierten en los mas exquisitos manjares, porque apenas si los probé a fin de poder conservarlos.

A veces desentierro huesos, como buen perro, y les busco aquel aroma e imagino que lo encuentro. Así disfruto y me dejo arrullar por el balanceo de lo que quizá fueron, sin saber exactamente si lo que recuerdo es cierto o procede de la resaca del tiempo.

Casi siempre los vuelvo a enterrar, como el mejor perro gourmet de nostalgias. Y nunca olvido en qué lugar se encuentran, para que no me falte un buen hueso que roer cuando necesite saborear una y otra vez mis recuerdos.

Y así por los siglos de los siglos.

Amén.

(esta vez ha sido el sol naranja que se cae dentro del océano, al suroeste)

27 de abril de 2009

















Muchas veces, antes de escribir algo en el blog (sobre todo cuando no se me ocurre nada concreto que contar) reviso el histórico para recordar en qué andaba yo hace justo uno, dos, tres años...
Ahora muchas de esas cosas me parecen fruslerías complicadas, como si la felicidad fuese una semilla que trajo un pájaro, o un viento, y que casualmente vino a caer aqui, y de pronto me doy cuenta que hace tiempo que es fácil ser feliz.
Visto friamente, creo saber en qué me equivocaba: intentaba procurarme la felicidad y todo me salía torcido, como si estuviese intentando maquillarme inexpertamente delante del espejo. Torpe de mí.
A veces es muy complicado aplicarse a uno mismo las cosas que son sencillas de entregar a los demás. Empezando por la propia vida.

Ahora veo crecer el futuro entre mis brazos. Ni siquiera es mi futuro, pero nunca he sido tan feliz ni tan infinita.

3 de marzo de 2009




















El amor... otra vez pero la primera vez, con las mismas mariposas en el estómago, el mismo soñar despierta, el imaginar futuros, el desear con ansiedad que todo salga bien...
Te miro y dejo de mirar el resto de las cosas, de verdad de la buena, no puedo mirar nada mas, ni siquiera cuando cierro los ojos.

Nunca es tarde para aprender lo que es realmente importante. Eres nuestro y te amamos. Y punto.

(y nuestros mas sinceros agradecimientos al donante y a los políticos que han permitido que podamos ser madres de un modo tan transparente, tan bonito y tan como todo el mundo)

12 de febrero de 2009

¿te acuerdas del día en que murió Carles Sabater?
Poco después también Enrique Urquijo se marchó por la puerta trasera.
Fué el año en que nací por enésima vez: me pasa siempre que alguna parte de mí desaparece. Así me mantengo viva, aunque mas pequeña quizá, a cada pérdida.

te preparo aire y ropa limpia

11 de febrero de 2009

creo que ya no me caben mas hormonas

Estaba pensando en mi padre. Como ya no lo recuerdo, lo imagino; igual que a tí, que duermes escondido en mí y no te conozco. He acabado llorando como una imbécil releyendo esto:

Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.

A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las estrellas del sur?
Ah déjame recordarte cómo eras entonces, cuando aún no existías.

De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.

Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo sólo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.

Tú estás aquí. Ah tú no huyes.
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus ojos.

Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.

Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos girantes.

Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.

Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.



Poema nº14 - Pablo Neruda

5 de febrero de 2009

las tantas otra vez...

La naturaleza es sabia.

Algo me genera insomnio, supongo que para acostumbrarme a lo que vendrá dentro de poco. Repeticiones de programas en la tele. Leche caliente con galletas. Internet. Viajes al baño y a la nevera. Me rallo. Además el perro ha decidido dormir por ahí esta noche. Me vuelvo a rallar. Repiten las repeticiones de programas en la tele. Tengo frío. Me vuelvo a no dormir a la cama. Allí hace menos frío.

Me cago largamente en la sabiduría de la naturaleza.

25 de enero de 2009

la ventolera

Antes:
Observese el enorme pino que se ve detras de la casa, en el centro de la fotografía, al lado de la furgoneta. Hay que tener en cuenta que se ven unas 2/3 partes del pino, falta casi toda la copa...



Despues:
Ahora tenemos un tótem en lugar de un pino, y no ha sido la única víctima, solo que los otros no han roto casi nada.
En próximos capítulos os explicaré como hemos sacado la furgoneta de alli sin hacerle aún más daño.

19 de enero de 2009

pobres chuchos...









Los domingos de invierno por la tarde son tan aburridos...

15 de enero de 2009

Los dias van cayendo y se extienden por el suelo de casa, amarillos y crujientes. Serán las heladas. Me estoy quieta y los veo caer. No se me hacen largos. No me aburro. No me desespero aunque no salga de casa.

Recojo los días caidos. Con ellos enciendo la estufa y los miro quemar.

Me caracolo, espero y duermo. Te toco cuando te mueves y te digo tontadas. Como buena anfitriona intento que estés lo mejor posible aqui dentro, imagínate, hasta el punto de perdonarte este invierno.

Este invierno si que te lo puedo perdonar.

Intento asumir la enormidad de una frase que no para de rondarme por la cabeza: si tienes un poco de suerte nunca más estaré realmente sola, ni aún si así lo quisiera.

Quiero verte. Quiero tenerte encima. Quiero ser tu desayuno.

(... y sigo pensando en el chocolate con churros. Del sábado no pasa)

12 de enero de 2009

Poseida (o como sucumbir al antojo)

Ocho menos cuarto, te acerco al tren que te conducirá al curro, y no me preguntes como, entre la atención a las curvas saladas, los dos grados persistentes, el sueño y la pereza, me viene a la cabeza un chocolate con churros.
Chocolate con churros. Churros con chocolate. Da lo mismo el orden de los factores: se genera el antojo. Por supuesto, ya he desayunado, los antojos no responden a necesidades ni a nada lógico, son simples ataques de vicio.
Total, que a la vuelta del tren, ocho y media, incrédula de mí misma, paso de largo la salida que conduce a casa y tiro para el pueblo a consumar mis deseos.

Y aprendo algo: los lunes no abre la churrería.

Dudando entre esperar a que abra la oficina del consumidor para dejar constancia de mi queja y mi desolación y volver a casa con el rabo entre las piernas, he pasado por el horno de la esquina. Me acabo de zampar un trozo de coca de aceite recien hecha y una ensaimada. La desesperación a veces lleva al exceso, pero no he podido evitarlo.

Lo peor esque sigo pensando en el chocolate con churros/churros con chocolate, y costará horas y seguramente una siesta poderme sacar temporalmente las ganas de la cabeza.

¿Crisis?

¿Qué crisis?