27 de abril de 2009

















Muchas veces, antes de escribir algo en el blog (sobre todo cuando no se me ocurre nada concreto que contar) reviso el histórico para recordar en qué andaba yo hace justo uno, dos, tres años...
Ahora muchas de esas cosas me parecen fruslerías complicadas, como si la felicidad fuese una semilla que trajo un pájaro, o un viento, y que casualmente vino a caer aqui, y de pronto me doy cuenta que hace tiempo que es fácil ser feliz.
Visto friamente, creo saber en qué me equivocaba: intentaba procurarme la felicidad y todo me salía torcido, como si estuviese intentando maquillarme inexpertamente delante del espejo. Torpe de mí.
A veces es muy complicado aplicarse a uno mismo las cosas que son sencillas de entregar a los demás. Empezando por la propia vida.

Ahora veo crecer el futuro entre mis brazos. Ni siquiera es mi futuro, pero nunca he sido tan feliz ni tan infinita.