17 de agosto de 2010

Me seduce el otoño. Lo estoy esperando.
Es un caldo caliente donde remojar, ablandar y saborear la melancolía, el momento ideal para los onanistas del recuerdo. Y yo lo soy.
Me gusta tanto lo que me produce la melancolía que a veces cubro con ella mis deseos, mis anhelos y mis sueños: de esa manera tengo la sensación de recordar con placer cosas que en realidad aún espero vivir.

Mi niño ha aprendido a abrazar fuerte, a verbalizar la sorpresa, cacarear, ladrar y comer trocitos él solo. También ha aprendido a saludar educadamente a los aviones y a los pájaros (por este orden).
No se si es un buen presagio que se socialice antes con las cosas que flotan en el aire que con las que estamos condenadas al suelo.
Al final resulta que si que se va a acabar pareciendo a mi.

2 de agosto de 2010

nuevo presente de indicativo

yo duermo
tu esperas
el blog duerme
nosotras soñamos despiertas
vosotros esperais
ellos también duermen