29 de septiembre de 2006

Lo que es y lo que parece

Los días me ven pasar peregrinamente. Piensan que soy una más que se hipoteca, se encocha y se dirige cada mañana a girar en su ruedecita. Los días se equivocan.
En realidad cabalgo al amanecer buscando el mar de mis sueños, maquinando revoluciones para derrocar el aburrimiento y soñando con salvar princesas presas en torres de castillos de rutina.
A la próxima que salve le regalaré un ramo de mariposas y un paseo por el mar.


( ¡y yo que renegaba de la química como alivio para el alma! )

26 de septiembre de 2006

Mi casa

Cada vez que alguien me dice -una vez me conoce un poco- "yo no entiendo qué haces aquí" o "¿seguro que esto te gusta?" no sé que decir. La única razón que tengo para dedicarme a la informática es que gano lo suficiente para vivir. Ni un euro más. Vivir se ha convertido en pagar todos los gastos, y ciertamente la mayoría de los gastos del mundo son adquiridos y no son realmente necesarios
El único gasto que entiendo es mi casa. La casa y la luz, y los árboles, y el espacio. Espacio exterior. Porque sigo dudando de los motivos que nos obligan a vivir hacinados, vestidos, estirados, educados, civilizados, recluidos
En el sitio que he escogido para vivir es en lo único que me rebelo. Por lo demás madrugo cada día y hago mi hora de atasco preceptiva antes de llegar a este lugar desde el que escribo, y que estoy deseando abandonar de aquí a unas horas
Pero toda elección comporta un mínimo compromiso. Todo lo que se tiene nos tiene también a nosotros y en cierto modo nos encadena. Ahora me encadena lo mucho que me gusta el sitio donde vivo y me duele pensar que para liberarme de muchas otras cosas, también tendré que dejar este lugar.
Siempre tengo la esperanza de una vida mejor, pero no se me ocurre un mejor escenario, ni una mejor manera de hacer mi pequeña revolución.

25 de septiembre de 2006

Al final resulta que hace nada que fue el principio,
y todo pasa por delante de nuestros ojos en un instante:
el otoño pasado.
Las horas mirando bailar a las llamas
su furiosa danza del vientre de fuego,
soñando con explosiones que se avecinaban.
Recogíamos los frutos maduros del árbol de los besos
para merendar cada tarde.
Tan rápido…
como pasa la estela de un pájaro que vuela hacia el sur
reflejada en el ojo de un perro melancólico.
Todo queda en una manta de besos deshojados
que crujen bajo mis pies, que suenan a responso.
Y el perro melancólico mira hacia un cielo donde no hay nada.

20 de septiembre de 2006

Historias

Las historias van tomando formas y vicios, como un par de zapatos. Según el uso duran mas o menos, con el peso que se deforman en unas u otras direcciones, así sea el camino que recorren se marcan y ensucian con cosas diferentes...
Historias pequeñas, muchas veces simultáneas, que nos conforman como si fuésemos un puzzle dinámico en el cual casi siempre faltan piezas. Nunca existen piezas iguales y encajamos a la fuerza otras parecidas. Otras veces ni eso. Al final el puzzle plano y brillante se convierte en una superficie forzada, ondulada y con vacíos, como una alfombra hecha con la piel de un árbol viejo.
Y así empecé a escribir una novela y tras pasar por el ensayo y la poesía he acabado por tener una vida de cómic, con hadas chocolateadas, princesitas ninfómanas, camaleonas ladronas de almas y una perra escritora de cuentos, que ladra cada noche a sus mil y una lunas.

(y no... tú no eres ninguna de ellas)

18 de septiembre de 2006

Trastos

He hecho una lista de las cosas que me fueron útiles pero que ya no lo son para intentar reciclarlas, o al menos quitármelas de encima haciendo caso de los sabios consejos que me daba mi abuela: a menos bulto, más claridad.

He llamado al vertedero para preguntar horarios y tarifas y me han asegurado que de momento no recogen nada de lo que a mí me sobra, pero que averigüe en los libros si se trata de cosas biodegradables, para poderlas dejar al sol y al aire para que acaben desapareciendo sin dejar ningún rastro dañino.

He consultado libracos de ciencias, medicina y filosofía, manuales de usuario que tenía guardados por los cajones, e incluso revistas de marujeo y decoración en las que a veces te dan ideas insólitas para reconvertir las cosas y hacerlas útiles de nuevo.

Al final he averiguado que el amor es biodegradable y si no se le da mantenimiento acaba por desaparecer en un tiempo razonable. También se puede hacer pedacitos, unirlos con hilo de pescar, hacer un móvil y colgarlo en el porche para que suene en las noches de viento. Esta es la buena noticia. La mala es que los recuerdos no se puede asegurar que desaparezcan, y lo que es peor, a veces mutan y se vuelven caníbales. Así pues, soy una especie de pequeño y acogedor cementerio nuclear.

17 de septiembre de 2006

Invierno

De la noche a la mañana todo se ha cubierto de nieve.
Supe que esto sucedería cuando tuve que esquivar el otro día una ardilla muerta en mitad de la carretera. No había sido atropellada, parecía mas bien que hubiese muerto repentinamente y se hubiese caido del arbol. Yo no pisoteé su cadaver pero seguro que alguien detrás de mi si lo hizo. Pude ver perfectamente su preciosa cola roja extendida en el asfalto. Si un ser así puede morirse de repente y para mas inri, ser chafado por un neumático, cualquier cosa puede pasar.
Lo malo de no creer en ningún Diós es que cuesta mucho conceder un sentido a las cosas que no lo tienen.
Como por ejemplo que dentro de mi sea invierno. Tan invierno que si abro mis ventanas, a mi alrededor, llueve. Tan sin sentido como que las hojas de los árboles se duerman sobre el hielo, y no al revés.

14 de septiembre de 2006

Placeres básicos

Por fin tengo un trabajo en el que veo un trozo enorme de cielo. Grandes ventanales con instantáneas celestiales -normalmente azules- que desde hace un par de días o tres me muestran toda variedad de nubes y fenómenos meteorológicos. Es un placer trabajar con luz natural, asistir al paso de las horas, de los pájaros, de las estaciones...

Acabo de sentir ese placer y he pensado que tendría gracia hacer una encuesta sobre placeres. Esas cosas sencillas, gratuitas -o muy baratas- y alcance de cualquiera, pero que nos dan tanto gustillo. Si os apetece, podéis hablar de los vuestros. Aquí van algunos de los míos

A mí me gusta dormir la siesta los viernes por la tarde, desnuda pero arropada, en el sofá, arrullada por la tele y por la luz que entra por la ventana del salón cuando falta una hora y pico para el atardecer, la luz ocre naranjosa calentita del sol que se desmaya por detrás de las montañas (lo que siento ahora en el curro es una variante bastante pobre, pero es el mismo gustillo).

Me encanta dar de comer a los amigos, cocinar para ellos, poner el plato en la mesa y ejercer de voyeur gastronómico.

Adoro cada vez que descubro que mi hermano está una vez y otra mucho más encantador y comprensivo desde que ha sido padre.

12 de septiembre de 2006

tormenta

El cielo se ilumina, se raja y se cae sobre la tierra. Se cae sobre mí, que paseo semidesnuda entre los árboles. Me cubro de trocitos del cielo que estalla, pero no me importa. Da lo mismo si se desmonta el cielo y hace temblar hasta la savia de la brizna de hierba mas tierna.
¿quien dijo miedo?

10 de septiembre de 2006

patám

me cuesta disimular el escepticismo pero hago esfuerzos titánicos para conseguirlo y aceptar la derrota cuando he luchado todo lo que he podido no puedo dejar de luchar hasta que no tengo la absoluta seguridad de haber perdido muchas veces no soy consciente de haber perdido hasta que no estoy reducida a cenizas aún cuando me estoy ahogando grito en el silencio del agua me niego a creer que haya cosas completamente imposibles para los vivos quiero calmar mi hambre con bocados de hielo y mi sed con vasos de arena
la derrota es no soñar

7 de septiembre de 2006

Migraciones y empanadas

Si... es cierto que me estoy monotematizando con esto del trabajo, pero es que no tengo mas que una cabeza y veinticuatro horas de vida al día, de las cuales casi doce las dedico a trabajo y consumos horarios colaterales derivados del mismo y procuro que siete mas vayan destinadas a dormir. Porque necesito dormir como nunca. Porque aprender me agota. Porque aprender cosas que solo sirven para trabajar, me agota mas aún.
De las cuatro o cinco horas restantes saco abastecimiento e higiene domésticos, hacer caso a mis chuchos, relajarme...
Leer y leer e intentar entender y asimilar asuntos nuevos me tiene colapsada. No me concentro cuando leo vuestros blogs y me pierdo, y los tengo que releer varias veces antes de sacar la mas mínima conclusión, y no me da tiempo a leer ni la tercera parte que antes... Ni hablo de conseguir concentrarme y escribir mas de una frase que no tenga que ver con el monotema...
Con la empanada mental que tengo con lo que estoy aprendiendo, solo me relaja la tele, o mirar el paisaje.
Solo consigo pensar con claridad que cuando pasen los pájaros en formación con dirección al sur, tengo que haber recaudado fuerzas y habilidades migratorias, para correr, saltar al vacío y aletear tan rápido y fuerte como me sea posible, para poder seguirlas hacia ese sur...
El Sur...
 
(y que no me pase lo mismo que los últimos 23 ó 24 otoños)

4 de septiembre de 2006

¿Síndrome?

Como los vasos que han sido lavados cientos de veces en el lavaplatos... asi estoy... mate y rallada en círculos. No se si será que el otoño que se presume me cala los huesos, o que sencillamente hay partes importantes de mi vida con las que no consigo dejar de aburrirme por mucho que luche contra ello.
La rutina parece pan de hace tres dias conservado en una bolsa de plástico... correosa y puñetera de tragar... y encima sin un misero puñado de palabras brillantes que echarme al blog, de puro hastío laboral.
Quiero volver a ser una cria pequeña para poder patalear sin que me eche para atras que todo el mundo vaya a pensar que soy una gruñona. No soy una gruñona: soy una soñadora que se cabrea con la realidad y lo dice con vehemencia.

¡Puaj! ¡no quiero levantarme, que no ha salido el sol! ¡no quiero ir a ese sitio todo el dia, me aburro! ¡quiero ir con mis amigos! ¿cuando es el próximo puente? ¿cuando llega navidad? ¡caca culo pedo pis!