
Estoy haciendo de Rodriguez ermitaño. Dos dias sin salir de casa podría parecer mucho, de no ser porque vivo en el monte y tengo dos hectareas para pasear "sin salir de casa".
He devuelto a Rufo a su legítimo hogar porque me estaba llevando al cachorro por el mal camino, y me he quedado sola de nuevo con mis dos chuchos. Es curioso lo diferente que siento todo solo por la presencia del chucho extra... ya no me siento tan sola como cuando estábamos Lola y yo, el enano aporta mucha vida, y sobre todo, me obliga a disfrutar del campo como hacia tiempo.
Un par de veces al dia los acompaño a dar una vuelta bancales abajo. Miramos el paisaje, comprobamos que las piedras y los árboles siguen en su sitio, que las almendras van madurando y adquiriendo ese aspecto tan sugerente que podeis ver en la foto. Recogemos unas cuantas y nos las comemos allí mismo... Eso si, las tengo que partir yo con dos piedras, que mis perros son muy listos pero solo para algunas cosas.
En fín, que me paso medio día monte abajo, monte arriba, hablándo a los perros, pensando en las chorradas que se me van ocurriendo y que le explicaré a ella cuando regrese.
La verdad es que algo debe estar mejorando en mi: estoy disfrutando de estos días de soledad como unas auténticas vacaciones.
(Eso si, cuando regrese se encontrará la neverita de la playa junto al catre, con bebidas y bocatas suficientes, crema para escoceduras y clinex en cantidad ingente, porque en esta casa se va a follar lo nunca visto)