El Dia D

Llega cada semana, nunca falla...
Los felices lo aman y los infelices lo temen.
Las familias perfectas pasean sus bicicletas, los enamorados se meriendan los unos a los otros, los testigos de Jehová ejercen con mas desparpajo que nunca, como si el día D les diese a todos un salvoconducto para ir a exhibirse radiantes por ahí...
Pasean su felicidad por el mundo, sobre todo por la tarde. Hacer ostentacion economica es de mal gusto, pero hacerla de felicidad no.
Se exhiben por ahí, afuera, por los mismos parques en los que los atormentados escriben sus versos de amor loco con un bolígrafo prestado en las servilletas de papel de las terrazas, por las mismas calles por las que los solitarios se paran a saludar y conversan con los maniquís de los escaparates, en las mismas colas del cine en las que los freaks esperan pacientemente para recibir su ración de vicios y sueños cada día D.
Día D de resaca de todo, de pasarte el día pensando como evitar que vuelva a suceder lo mismo la semana próxima, pensando como pasar al otro lado.