3 de enero de 2007

El año del Ladrillo

Las fiestas tranquilas, salvo porque Pepe se puso malo y porque mi mala conciencia de no refrescar conocimientos para mi (otra vez) nuevo trabajo, no ha parado de taladrarme.
Nada mas empezar aquel trabajo tan facil de conseguir averigüé porqué se habian ido dos personas a la vez dias antes, pero sin buscar apareció una empresa que se enamoró de mi currículum. Mejor trabajo, mejores condiciones pero más exigencia en ciertos conocimientos avanzados que en su día tuve, así que me lancé, ya que tenía tiempo de repasar en estas fiestas.
Un libro gordísimo no se ha separado de mí en quince días. El despido de finales de noviembre había dejado mi orgullo profesional masacrado, pero aún así no ha habido manera de abrir el maldito ladrillo. Al final, la noche antes de empezar, me lo puse en la mesilla, todo lo cerca que pude de la cabeza, para ver si funcionaba la ósmosis entre nosotros.
Ahora lo tengo encima de la mesa de mi nuevo curro. A su lado me siento segura. Veo pasar los pijos de la zona alta de Barcelona que se apresuran a gastarse todo el dinero pueden antes del dia de Reyes. Luce el sol.

5 formas de verlo:

Milagritos Takamori dijo...

Uff. Me suena lo de refrescar conocimientos a base de ladrillos. A base de verlo terminarás cogiéndole cariño y no podrás vivir sin él. Ánimo con el trabajo y con los pisos derrochadores.

Paaa...tri dijo...

Puess siii, eso de tener los ladrillos cerca es un petardazooo.pero ánimooo, tú puedes con esto y con mucho más. Un besoo

Anónimo dijo...

Ja, ja, ja!!!
yo hacía lo mismo con los apuntes de la carrera, me los llevaba a los exámenes y los dejaba lo más cerca posible

namaga dijo...

un libro ladrillo?
como el libro gordo de Petete XDDD

Milagritos Takamori dijo...

Vaya por Dios. Pijos, quise decir pijos, no pisos. Un beso