22 de febrero de 2007

Yo vuelvo a ser Yo

Me sigo notando en la boca el regusto a nostalgia. Creo que la culpa es de este inverno travestido de primavera que me confunde. Mi condición de animal superior me permite resistirlo físicamente –no como las procesionarias de los pinos que se pensaban en abril y han muerto todas de frío o ahogadas– pero la verdad es que anímicamente está siendo todo un reto.
Por la mañana el sol me despierta y me hace pensar que pierdo el tiempo yendo a trabajar, que pierdo la ocasión de darme un paseo entre los olivos y oler la hierba, porque hay pocas cosas más importantes que el olor de la hierba.
A pesar de todo hago acopio de docilidad y acabo obedeciendo a la parte más borrega de mi voluntad, consolándome al pensar que desde la ventana del despacho se ven palomas y cacatúas paseándose por las copas de los árboles. Mientras me despisto mirando los edificios de enfrente me vienen a la memoria todos los febreros, los marzos y los abriles que recuerdo como caravanas de nómadas llegados de países lejanos y desconocidos.
Aunque el maldito espejo se empeñe en llevarme la contraria, se que detrás de mis ojos se agolpan sueños cada vez mas luminosos y complejos, se atropellan historias futuras o simplemente inventadas, esperan a abrirse mil millones de besos bailarines como amapolas…
Ahora que Yo vuelvo a ser Yo me añoro mas que nunca.

2 formas de verlo:

La Penca dijo...

Afortunadamente, al invierno ya le queda poco de vida (aunque todo depende de para quién...Yo personalmente estoy un poco cansada del frío).

Es verdad, hay pocas cosas más importantes que las palomas y que el olor de la hierba. En cierta manera, sí, ir a trabajar es una pérdida de tiempo, teniendo esos otros espectáculos ahí afuera...Pero qué remedio.

Besos.

Greta dijo...

No te creas, a veces añorarse a una misma está bien.. así luego nos valoramos más. Beso